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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Esta lluvia

 

Novela histórica

  Basada en la vida del "negrito" Manuel, un esclavo africano que fue adquirido en Brasil para realizar, en 1630, un viaje a Buenos Aires junto con dos imágenes de la virgen. Este libro, el primero de la serie, trata sobre el desembarco y el cruce en carreta de tierras pampas  

Poemario esencial

       … para guardar   Las mariposas   Alineadas en centésimos                                                                                                                        entre las hojas polvorientas de un libro   las  mariposas sufrientes del crepúsculo parecen llamar revolotean blancas  ausentes tan amantes como irregulares parecen querer decir algo que olvidaron se ajustan a sus deseos en un sitio al que nadie llama blandas virginales recuerdan el agua su cristal el sol y el polen de oro a veces ríen otras veces lloran puedo oírlas mientras tomo a sorbos mi café  y veo  pasar  el viento La lluvia La lluvia que c...

Fiesta (parte 5)

  La luz de mi habitación lo confundía todo,  cuando la encendí algunos objetos cayeron en la penumbra y la valija sin abrir, que estaba sobre la cama, se me antojaba una persona sentada frente al ropero.  La habitación se encontraba en la planta cuatro y se accedía a ella por escalera. Pero valía la pena el esfuerzo, ya que la 404 era un lugarcito acogedor, pintoresco por la bohemia que inspiraban los matices ocres y terrosos de las paredes y la romántica vista desde un ventanuco por donde  podía contemplar la caldera sumergida del volcán. Allí cercados por la media luna de la costa montañosa debía de haber al menos un par de barcos, los que quedaran después de un largo día de visitas a la isla. Como era una noche cerrada no alcanzaba a distinguirlos, solo podía imaginar que seguían allí. Abrí la valija y me puse a buscar algo de ropa. Elegí lo mejor que había llevado, me cambié las medias que estaban empapadas y volví a calzarme los zapatos azules de estreno, aun...

Fiesta (parte 4)

De vuelta en el hotel, pensé mucho en ella, me tenía agarrado, yo no podía ver más allá de lo que  sentía, era algo con lo que podía ilusionarme, no me daba cuenta de que estaba parado al borde de un precipicio, y a punto caer. Mi única preocupación del momento giraba en torno a esa cita, temía llegar tarde y que ella no estuviera, o perderme en el puzle de calles tan confusas como un jeroglífico, especialmente de noche. Quizás el conserje del hotel podía ayudarme con eso. Aquella mañana había subido al pueblo por medio de un teleférico, suponía que podía bajar de la misma forma. El muchacho, que escribía en una notebook , se levantó solícitamente para alcanzarme la llave de mi cuarto. Le pregunté si era filipino. -Bangladesh. -Pero hablas español. -Sí, míster, no problema.   -Necesito que me hagas un favor, esta mañana tomé el teleférico para venir. Sé que me bajé no muy lejos del hotel, pero no recuerdo dónde exactamente. ¿Podrías indicarme...? Es que tengo que vol...

Fiesta (parte 3)

  Cuando la música languideció hasta los alcances de Miles Davis ella me pidió que la acompañara. Nos dirigimos a su lugar en la barra donde la esperaba una copa medio llena. Hizo un gesto de negación y bebió un trago,  sentada en un taburete alto con las piernas cruzadas, desnudas hasta donde llegué a ver, y una sonrisa táctica. Realmente era una mujer preciosa. Tenía acento caribeño. -Estás a tiempo – me dijo -¿A tiempo? Esperá, ¿a tiempo para qué? No responder era su manera intrigante de llevar las cosas, hizo un gesto como que le agradaba aquella música y, sin más me llevó de la mano nuevamente a la pequeña pista de baile, por llamarla de alguna manera, en realidad parecía obra de algún forzudo que la hubiese abierto a su paso por el salón arrastrando sillas y mesas. Insistí en preguntarle por qué lo había dicho... lo de estar a tiempo. -¿Ya van a cerrar? -¿El pub? No, lo decía por la fiesta. -¿Una fiesta? ¿Dónde? -En el Castillo. Todo el mundo va para allá. -Entiendo....

Fiesta (parte 2)

  Busqué el cruce que llevaba  al hotel. Apuré el paso,  un viento de lluvia empezaba a jugar con la bijouterie de los puestos. Una guirnalda que cruzaba la calle se soltó y de un latigazo puso a bailar a su troupe de banderines. Los truenos terminaron de dispersar a los paseantes. Para evitar que la lluvia me alcanzara en medio de aquel laberinto yo también corrí. Nadie quería mojarse pese al calor que hacía. No sé cuánto tiempo estuve buscando el cruce con la tormenta encima de mi cabeza. Ya no se veía ni un alma en los alrededores.   La lluvia cayó de golpe. ¿Dónde estaba el maldito cruce? Empapado de pies a cabeza en una noche que ya olía a resaca de mar, me encontré de pronto frente a la marquesina amarillenta de un pub de mala muerte. Se oía música de jazz adentro. Sin pensarlo dos veces empujé la puerta doble de la entrada. Tuve que cruzar una nube de humo para encontrar la barra,   goteando, consciente de que debían estar siguiéndome unas miradas ceñu...

Fiesta (parte 1)

  Los caminos estaban cerrados, no quedaba mucho por hacer,  cuando tiré la moneda en la fuente tuve el mismo presentimiento, que poco a poco me iría descascarando, lenta, progresivamente hasta convertirme en el barco que alcanzaba a ver ahora por la ventana. Dejé la valija sin deshacer sobre la cama y me dispuse a bajar.   En las calles había un ambiente festivo. Todos los que acababan de llegar a la isla se aglomeraban para tener la mejor vista de la caldera del volcán. Allí estaban fondeados los barcos que nos habían traído, además de las lanchas que trasladaban a los visitantes de un lado a otro, zumbando alrededor de los barcos como abejas atraídas por la miel.   Nunca antes había estado en la isla, aunque  me resultaba familiar. Caminé sin rumbo, deteniéndome en uno que otro puesto callejero. Di unas cuantas vueltas antes de comprender que era muy fácil perderse en una de sus encrucijadas, con tantas callecitas y escalones arriba y abajo. Empezaba a pregun...