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La vuelta

El brillo de la espada en el ciclo del sol pesa en los ojos del viajero en un puño concentra la esperanza mientras camina de regreso a su refugio donde ha ido atesorando cosas a las que aferrarse y piensa en proezas que le quedan por cumplir algunas todavía posibles pero están las otras roídas por el tiempo enmohecidas entre el polvo y las telarañas la calle se va abriendo a su paso todo es claro para él reconocible fácil de manejar las mismas formas el viento suave en la cara las sombras de los árboles que se ondulan y las claves del bosque a su espalda ha dejado un vacío la  luna sangrante que en un relámpago de cuchillos le devuelve por un segundo su vida entera un cosmos difícil de entender un tablero de ajedrez donde las piezas se mueven solas

La siesta

Estabas diciéndome con el arqueo de tu voz desnuda el secreto de los vientos la tinta azul en tus dedos escolares y la sonrisa de tu boca todo el tamiz de un puñado de arena en la siesta de una nube y con tu respiración que todo ocurre en un instante

Respuesta a ciertos cuestionamientos del señor Alter Ego

De mi mayor consideración señor los secretos del alma que guardo en mis bolsillos deberían seguir allí aunque agujereen el fondo con su exorbitante peso y se extiendan perezosos lánguidos y somnolientos como hojas de otoño que derivan en el agua de la fuente al brillo de la luna o del sol sin pretensiones ni esperar nada a cambio por el solo hecho de navegar a su aire se trata de una sana amistad entre mi alma y yo que siempre he sido su confidente

La ciudad perdida

Las calles parecían quebrarse bajo nuestros pies aun siendo ella tan ingrávida todo resultaba frágil allí menos la luz y dado que no había mucho para hacer contábamos los puentes por donde cruzábamos pero no nos poníamos de acuerdo si por este habíamos pasado ya o no hacíamos más que dar vueltas por esta jungla de edificios viejos castigados por la sal esta jungla fría que congelaba sus manos blancas y el canal corriendo debajo de aquellas arcadas caprichosas creadas por niños el color de la tarde caía mansamente lo arrastraba la corriente o acariciaba las casas de rosa celeste y púrpura hasta chorrear en el agua vayamos por acá me decía entonces ella y me apuraba para que corriera detrás de unas gaviotas quizá las gaviotas sabían el camino

Sensaciones

Era un vértigo de palmeras aquel mudo escenario donde crecían estos señores nada prácticos vivían de sus firmes teorías y morían de indigestión al atracarse con tantas palabras a la hora de soñar era un dilema para ellos encontrarle la vuelta a este problema había algo más estaba el pueblo que trajinaba con los ojos dados vuelta hacia dentro donde crecían sus alas como mariposas así en las horas quietas cuando se relajaban estiraban sus piernas de placer en una cama sin límite pies ni cabeza burbujeando cual peces en las esquinas de sus profundos océanos

Situación de riesgo

En la arena sin límite rodeado de viento   buscaba refugio   los truenos sacudían el aire   haciéndome temblar   y algo me seguía   como un perro fiel que no olvida su propósito   siempre detrás   con su cansancio y su extravío   trepábamos juntos lo alto del círculo   o descendíamos por la cuesta   hasta el oscuro fondo   en busca tal vez de un fuego   que me calentara   o del beso que me despertase   de esta peligrosa situación de riesgo    

Se vende planeta

Con el diario en la mano calculo y programo enhebro posibilidades en mi  desesperante condición de morador avisado por eso he llegado a pensar  que en mi situación quizá no supere los obstáculos impuestos y resulta fundamental que lo haga al menos intentarlo porque han puesto al mundo en venta este hermoso planeta que es toda mi vida que aunque no sea enteramente mío algo mío creo debería ser aquí he nacido esperando el rayo que ilumine la noche en sus ronquidos  y me despierte justo a tiempo preparándome para lo que sigue es inminente la venta del mundo debo actuar sin dilación a dónde iría yo si mis otros mundos  uno a uno y a todos ellos me los he inventado ahora se escurren conmigo en la lluvia que me arrastra por el cauce soy solo un hoja  el envoltorio de un deseo