De mi mayor consideración señor los secretos del alma que guardo en mis bolsillos deberían seguir allí aunque agujereen el fondo con su exorbitante peso y se extiendan perezosos lánguidos y somnolientos como hojas de otoño que derivan en el agua de la fuente al brillo de la luna o del sol sin pretensiones ni esperar nada a cambio por el solo hecho de navegar a su aire se trata de una sana amistad entre mi alma y yo que siempre he sido su confidente