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La deriva

Estás sintiendo entre marea y marea a tu mente equilibrada caminar por la cuerda floja por las ramas quebradizas o en la hiel de la tierra el almíbar de un beso fugaz la almohada de las noches y la furia que espanta al cruzar palabras  en una lengua de intemperie quisiera que me traspase el día en este acento con un rayo de tu sombra y que el camino se abra en enjambre por encima del agua

Buen día, sol

De todas las oportunidades que me dio la vida  elijo la de haberme trepado a los árboles para sentir el viento como si fuera una hoja y ser ese balanceo que llevo conmigo siempre a donde voy entre nubes descubriendo más y más hojas y los sueños que a veces  cuando el viento templa notas furiosas   parecen escurrirse neblinosos evanescentes y entonces el río que corre por mi mano abre un sol en tus ojos para que despiertes

Atardecer en Oporto

La aventura de la tarde llega al río y el puente que recoge nuestros pasos ve morir el sol con destellos miopes de sueños en tránsito 

La vuelta

El brillo de la espada en el ciclo del sol pesa en los ojos del viajero en un puño concentra la esperanza mientras camina de regreso a su refugio donde ha ido atesorando cosas a las que aferrarse y piensa en proezas que le quedan por cumplir algunas todavía posibles pero están las otras roídas por el tiempo enmohecidas entre el polvo y las telarañas la calle se va abriendo a su paso todo es claro para él reconocible fácil de manejar las mismas formas el viento suave en la cara las sombras de los árboles que se ondulan y las claves del bosque a su espalda ha dejado un vacío la  luna sangrante que en un relámpago de cuchillos le devuelve por un segundo su vida entera un cosmos difícil de entender un tablero de ajedrez donde las piezas se mueven solas

La siesta

Estabas diciéndome con el arqueo de tu voz desnuda el secreto de los vientos la tinta azul en tus dedos escolares y la sonrisa de tu boca todo el tamiz de un puñado de arena en la siesta de una nube y con tu respiración que todo ocurre en un instante

Respuesta a ciertos cuestionamientos del señor Alter Ego

De mi mayor consideración señor los secretos del alma que guardo en mis bolsillos deberían seguir allí aunque agujereen el fondo con su exorbitante peso y se extiendan perezosos lánguidos y somnolientos como hojas de otoño que derivan en el agua de la fuente al brillo de la luna o del sol sin pretensiones ni esperar nada a cambio por el solo hecho de navegar a su aire se trata de una sana amistad entre mi alma y yo que siempre he sido su confidente

La ciudad perdida

Las calles parecían quebrarse bajo nuestros pies aun siendo ella tan ingrávida todo resultaba frágil allí menos la luz y dado que no había mucho para hacer contábamos los puentes por donde cruzábamos pero no nos poníamos de acuerdo si por este habíamos pasado ya o no hacíamos más que dar vueltas por esta jungla de edificios viejos castigados por la sal esta jungla fría que congelaba sus manos blancas y el canal corriendo debajo de aquellas arcadas caprichosas creadas por niños el color de la tarde caía mansamente lo arrastraba la corriente o acariciaba las casas de rosa celeste y púrpura hasta chorrear en el agua vayamos por acá me decía entonces ella y me apuraba para que corriera detrás de unas gaviotas quizá las gaviotas sabían el camino