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La marea

El agua me lleva siempre pero a vos te trae el agua no me olvida me resisto aferrado a un clavo  pero ella arrastra mi cuerpo lo envuelve lo empuja lo integra a su mecanismo circular siempre es así y a vos te trae te absorbe hace que me rodees y que me sigas a donde quiera que el agua  decida llevarme

Mirando el arcoiris

Habría que tender un puente para  unir las dos medidas la irrepetible con la otra que le doy tantas vueltas verás que ni siquiera la puedo pronunciar y sería un problema cerrar los ojos rebuscar la manera o simplemente dejar en la orilla los zapatos e intentarlo es que no sé a dónde me lleva este arcoiris yo no podría amor no podría este puente olvidémonos de él no existe no sé qué es lo que pretendo

Hubiera querido decir

Lo que me incomoda no es la palabra ni el hecho en sí de tu boca diciendo sino las uñas como puñales del río manso que vierte su agua desnuda en las sábanas al sol embarradas aún con tu perfume esa fragilidad de río brisa que perfora la dura piedra y que me deja sin remedio

El dolor de los jazmines

Recordando los jazmines me cruzó por la mente el griterío de los pájaros a la caída del sol de un día cualquiera que debía serlo si es verdad que todo pasa todo pasa menos la luz de unos ojos que miran sin ver oculta la última broma en la mentirosa sensación de que el dolor pasará así como ha venido con pies ligeros y el sigilo de un gato

Melomanías

La vulgaridad de tu interés está lejos de ser molomanía no es más que pasatiempo un pequeño recipiente donde apenas cabe una moneda lo mismo que un sueño al que le cortaron las alas tu amor no es lo que pensabas has trabajado en urdirlo y no entiendo la razón deberías saber que yo marcho al compás de mi tambor