Caminarelcero

 De idas y vueltas va este cuento desmadejado por lo que dio a descalzos y necesitados y todo por el trance  de volver a empezar en una ciudad extraña incolora y rotunda  de peces con ojos abiertos  que aún parecen espiar  sus malignos entresueños escapar como fuera esa era la señal no fue el mejor comienzo para una gloria sustancial pero sigamos adelante porfiaban con ardor en algún lugar andará  el eslabón que buscamos  este mundo es muy pequeño  para nosotros dos cuestión de  alterar el paisaje  con pinceles rojos en sangre y donde haya lágrimas  que se queden en los huesos fuiste la araña más sola  que existió sobre la tierra al robarles los colores  privilegio de la infancia y de esa forma los sonidos  escaparon de la lluvia y cuando ya no nacieron semillas de una boca sin palabras en el viento de una esquina  en direcciones contrarias se soltaron las manos extraviándose en la noche de una calle de...

 

Que está en todas partes es un hecho fulminante con sello de fuego mientras las hojas podridas se asienten en la tierra y luego sean ella misma a brochazos  la lengua llenaba sus bolsillos con una flor mientras el ojo del dragón estaba cerrado puedo entrar en su sueño  sin dejarme ver  prometió por whatsapp simulando no conocerse se encontraron en una estación de trenes arrumbada no había nadie a esas horas todos dormían dentro del ojo sin pensárselo dos veces  arribaron a un vagón vacío y a oscuras lo llenaron llenándose de ellos como las pompas de jabón que ocupan los lugares del capricho  y así sin fundamentos ni excusas el tren partió a horario solo aquella vez antes que se abriera el ojo  

 Afuera es distinto, ahora hay un puñal en cada herida como abrazos que agonizan en el corazón y habrá más si esta lluvia no cesa, solo esperar en la estación la hora en que las luces den la señal y su abrigo raído caiga por la ausencia abriendo las puertas al día  arena escuchá la vos- Arena cuánto tiempo has estado detrás del vidrio viendo caer la lluvia. Se enfría el café en el beso y no ocurre nada más  que lluvia al otro lado del ventanal infinito mientras se va apagando el fuego