Al pie del médano supura la herida sal blanca seca helada sal costra que supura cuando llora y no evanece nunca cae ni sana flor que no despega del sueño se mantiene ahí pero no soy yo en el fondo depresivo donde no debía haber más que concavidad nadie viene nadie debe descubrirme nadie debe saber con qué intensión mis perseguidores querrían atormentarme con cosas que no comprenden duelen en la carne abierta al cielo como esta flor de sal que no cierra mientras el sol asoma para espiarme en silencio sin nubes alrededor que alteren el momento es todo sal todo es arena