dijo por no discutir
lo que menos quería
era provocar una escena
sabía de sobra que iban a llorar
a un centenar de metros
el humo del horror
crecía y era una nube
y él se preguntaba qué tan lejos
estaría el final
para uno de los dos
o sería el fin de todo
tal vez debía retenerla
en contra de su voluntad
pero no fue lo que hizo
como quieras
insistió
aunque esta vez se lo decía a sí mismo
con una voz
que no era la suya
las tazas volvían a retemblar
ya nada volvería a estar en su sitio
es lo que acordamos
le recordó ella
él miraba la calle
cubierta de escombros
advertía que ladraba un perro
tal vez calle abajo
en algún lugar
lo demás se lo tragaba el silencio
hasta que oyó una sirena
larga y fluida
que atravesó sus venas
cuando ella salió
de improviso
sin agregar nada más
encorvada pequeña
para que él no la viera llorar
corrió invisible bajo el fuego enemigo
él la siguió hasta perderla de vista
y el corazón le daba saltos
porque ella no se dio vuelta
ni una sola vez
Comentarios
Publicar un comentario