Alineadas en centésimos
entre las hojas polvorientas de un libro
las mariposas sufrientes del crepúsculo
parecen llamar
revolotean blancas ausentes
tan amantes como irregulares
parecen querer decir algo que olvidaron
se ajustan a sus deseos en un sitio al que nadie llama
blandas virginales
recuerdan el agua
su cristal
el sol y el polen de oro
a veces ríen
otras veces lloran
puedo oírlas
mientras tomo a sorbos mi café
y veo pasar el viento
Tantos rodeos para experimentar la vida barrer los pasos no se trataba de eso lo que pasó a través del tamiz feliz angustiado roto contento todo lo contrario solo fatal ya se ha ido para siempre de momento indefectiblemente era cosa del viento barrerlo todo sepultarlo todo es su trabajo soplar en las hojas lo veo cada día hay un universo ahí afuera sin explorar piensa el viajero y sigue su camino errante mientras una nube cargada de regalos llama viva acude al llamado del mar que se la lleva como imantada para copular con ella bajo una cortina de dedos y luego ella pare en el aire ambulatorio sus nostalgias y se desarma en una lluvia enriquecidas de especies pariéndolas peces algas sustancias minerales para recrear la tierra una y otra vez

Comentarios
Publicar un comentario