Le pregunté si tenía miedo si estaba lista para partir si llevaba lo necesario y no tenía sentido me asomé a la ventana para ver aquellas cosas que no debían estar allí había una especie de gris mohoso en los árboles y un dorado que trastornaba mi mente lo envolvía todo la quietud los pájaros hasta el insecto que se acariciaba las antenas y yo esperaba no podía saber lo que tramaban los vientos mudos sigilosos ocultos en los médanos o en la palma de mi propia mano no creía ya ni en la piedra que sugería una nota reveladora una ruta sanadora un mapa indescifrable la punzada en el estómago y el puñetazo amargo de una transformación repentina