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Un fin de semana en el Paraíso

Cuánto cuesta estar en el Paraíso quisiera saber usted podría informarme  o qué debería hacer  para respirar el aire fresco de los otros directamente de sus pulmones y pasar uno de esos días memorables en que no hay que pensar en nada  meciéndose en una hamaca entre palmeras y que el sol se ocupe del resto pero un sol de verdad  que le dore la piel a uno  y que te entibie el corazón como si no estuvieras espiando por el ojo de la cerradura una felicidad que no es la tuya lo que te obligue a plantearte tu impostura

Una ventana

A ojos de la luna amanece  una lluvia de hojas mientras veo que en el calendario ya nada se parece a nada entonces sumerjo un pez en el aire entre ronquidos de la almohada cuando de pronto grita el televisor y eso es muy curioso porque yo no tengo televisor me basta con esta ventana por donde  cuando la abro se escapan mis sueños y vuelan alborotados para mezclarse con el mar

Sonidos del bosque

Esccuchá es tu voz en el aire que despierta susurrando en mis oídos notas de cristal canciones de ojos tristes en la lengua de las aves decías cuánto amor cabía en una copa cuando el sol amasa la tierra con coral peces tiza y la dulzura de los jazmines mientras caminabas bajo la lluvia sin mojarte los pies

A vuelo de poeta

La escalera que sube no puede ser tu mundo no es lo esperado ni lo pretendías en tu vuelo circular sabido es que no hay tiempo para estas pretensiones no pares no existe  agua que no pase para el paria ni reflejo de luna que acaricie en la cumbre de la noche cuando la voz del viento cuchichea en tus oídos los secretos que solo a vos confía

Flotar

Voy a guardar mis notas por si alguna vez tuviera que esperar algo en perjuicio de la repetición lo cual es mucha espera y veré de proveerme de unos colores los más vistosos para atarlos a una ristra de campanas que a su vez me ataré a la muñeca no vaya a ser que el perdido sea yo y así seguiré caminando como siempre por un sendero angosto cercado por plantas y pájaros buscando quizás un sitio donde hacer fuego y echarme de espaldas a mirar el cielo manotear  unas estrellas y grabar en mi frente el mapa de los sueños

Atardecer

El dulzor de boca rememora a las abejas arremolinándose al otro lado del río y al fuego de las hogueras llamando con chispazos a los ojos de la noche mientras el curso del agua arrastra hojas y una autopista de nubes revela en el crepúsculo la cama del sol