Ella que palpita con las hojas pegadas al cristal atenta al sonido hueco de las palabras es el día resplandeciente ella que tiembla olvida en su taza de café los restos de una despedida y ensueña la noche como los pájaros y la voz de los grillos con la mitad sol en su retina ve pasar las horas y escapar de los aeropuertos a los que deciden con su carga de sueños en hilvanes ella es la gata que se despereza mientras el mundo duerme la blanca espuma se evapora y al primer soplo es solo un recuerdo