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La brújula en el laberinto

Está ese ángulo entre nubes como caballos secuenciales que no cesan brutales en sus juegos golpeando una y otra vez la rendija de luz dirás que lo insinúo que no es suficiente que deje de  fingir que me acomode en tu espacio y en tu espacio el beso cómplice dentro del laberinto Dirás que solo esta vez Lo estruendoso  del sol es la risa que me da una marea de caracoles esas pompas dulces del agua que mojan tus pies la redondez desnuda desbordante en el arrebato y los caminos abiertos en rigor, las hojas blancas feliz en tu aurora ya que se ha roto el tiempo sinfonía de rayas bajo el cielo cúspide pecho sobre pecho

El viento en las hojas

Soñé con las manos de Yuja  jugando en el teclado con un estanque de peces y los ojos que apagan la tormenta y olvidé las voces que llaman desde sus huesos con hilachas de palabras  estabas tendida en tu desnudez la lluvia inundaba  los rincones de la oscuridad como un barco de papel desviado lejos de su rumbo

De espuma

Visualizar el alma en el ala que golpea y que alguna vez cubrió tachada la distancia que lleva a la torre donde surge como las hojas que todo lo saben y como el sol y así supo  lo que era quedarse y callar jugar a las miradas hasta hacerse recias y las demás cosas en un entendimiento lo único al menos la hora que flota bajo el puente escuchando las voces de los árboles diciéndote cosas

Desnuda

Todo lo que pongas en la bolsa es el juego del gato y el ratón prolongación de un sueño lo que acumules devastada porción de aire burbuja  y perfume la nota sostenida en altura y las cuentas las graciosas cuentas guarismos sinfónicos instrumentación membranosa todas las notas sudando a la vez por una autopista la loca carrera que puso sus maltratados pies en movimiento y ahora está plantada en una maceta soñando que se irá a esos edificios que escapan de la tierra dirán aquí vivió en el piso 14 y la hallarán desnuda en una nube de la pared una moneda por sexo y el mundo que se le hace agua con su lindo cielo la tarde como puños cerrados los párpados y la lengua embistiendo entre mullidos almoadones

Tempestad

Cuanto más rabiosa esté la espuma hasta donde alcance el verde tiza y a su placer un recuadro de cielo por el amargo gris en la lengua morir hasta borrarte y llorar de rabia que escupa  a los vientos pedazos de su carne lo que duerma enroscado en su interior y se sacuda en derrumbe que yo estoy con mi cordón de vida sujeto al arco del roble lengua luz equilibrio del espacio redondo solo quiero dar el siguiente paso y no dormir durante las estrellas olvidando el revés lo áspero la forma de fragilidad que nos sostiene con tu sonido como hito

Postal de un día de otoño

Entrando en ocre el rayo de otoño la chica del desierto en un cuadro rectangular mira el movimiento de los árboles los cristales de un océano de palabras con un soplido borra el mundo lo reconstruye amasa la forma de un castillo sus torres, almenas y jardines tapiza el sol alisa el tiempo con las yemas y entonces le crece el vientre pare la luna y vuelve a empezar. Había una vez un colorín colorado