Me embrujó con sus gemidos la señora tenía buenos modales revolviendo cajones encontré la carta donde ella expresaba sus intenciones cosas que tenía olvidadas las paredes transpiran mientras alimento el fuego con papeles amarillos roídos por los besos y le doy vueltas a este dulce de cruces y percances anoche había una espada clavada entre los árboles y la lluvia lo mismo que ahora nadie hunde por olvido el acero hasta el puño tendrá relación con los cascos que oigo retumbar en las noches puedo imaginarlos galopando bajo una tormenta vidriosa con sus crines en llamas como desgarrones y me digo esta vez vienen a buscarte estás frito y entonces un filo siega los pastos junto al aljibe y me hiere el desconcierto en un río de sangre es un sueño sé que es un sueño no dejaré que el miedo me paralice mientras haya una gaviota que pelee contra el viento